EN UNA CALLE CUALQUIERA
En una calle cualquiera, de cualquier ciudad o pueblo,
cosas de la vida, un policía ha muerto,
sobre su azul chaquetilla, igual que un prado fresco,
florecieron rojas flores que amortajaron su cuerpo.
Pero solo era un policía y le pagaron por eso.
Ahora llegó su turno, antes fue el de un compañero.
Antes crisparon sus manos la cólera y el despecho,
tuvo que tragar su rabia, tuvo que llorar por dentro.
Helándose con la escarcha, quemándole el sol el cuello,
siempre en alerta vigilia, siempre la muerte al acecho.
Pero era un policía y le pagaban para eso.
Y habrá otra viuda sola y otro hogar con niños huérfanos,
y habrá otros viejos tristes, todos vestidos de negro,
desgranando algún rosario con sus temblorosos dedos.
Pero solo era un policía y le pagaban por eso.
Y habrá más sangre en la calle y habrá más odio en sus pechos,
y habrá otra deuda en la cuenta, que por Dios nos cobraremos.
Y habrá enérgicas repulsas desde el cielo hasta el infierno,
y habrá algún político de esos que nunca miran derecho,
prenderá frente a las cámaras, una medalla en el féretro.
Pero solo era un policía y le pagaban por eso.
Y habrá artículos de fondo y habrá simulados gestos,
y habrá más fango en las calles y más asesinos sueltos.
Y habrá... habrá otro policía haciendo guardia en el cielo.
En una calle cualquiera, de cualquier ciudad o pueblo,
Cosas de la vida... UN POLICIA SE HA MUERTO.
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