martes, 20 de octubre de 2009



Mi Patria muere día a día...
Y con ella se me va la vida...
Triste, silenciosa de gritos de niños que ahora juegan con computadoras, de jóvenes que enfrascados en sus celulares a nadie miran, de adictos a cualquier droga que les haga escapar de una realidad sin futuro.
Mi Patria muere día a día...
Mientras gobernantes corruptos con falsas ideologías juegan el destino del país en una ruleta rusa con un revólver completamente cargado.
Irreversible destino parece condenar a todos por igual porque no hay ganadores, sólo perdedores que se creen triunfadores.
Mi Patria muere día a día...
Ante la indiferencia absoluta de sus habitantes y la corrupción invasiva como un cáncer desenfrenado, contagiosa como el peor virus, aceptada como irremediable.
Mi Patria muere día a día...
Con cada soldado encarcelado, con cada injusticia cometida en nombre de la propia justicia, con cada ley violada en nombre de la propia ley.
Mi Patria muere día a día...
Con cada niño desnutrido mientras su presidente se llena de joyas en un brillante lujoso desprecio hacia los pobres.
En su constante enojo y reprobación hacia todo aquel que piensa distinto.
Mi Patria muere día a día...
Cuando le roban el futuro quemando los campos, humillando los surcos que dan vida al país, ofendiendo la simiente de la tierra, despreciando el sudor honrado del trabajo que riega su suelo.
Mi Patria muere día a día...
Cuando marchan al viento las rojas banderas que pretenden tapar las celestes y blancas, como inmensa marea sangrienta que quiere ocultar el cielo y su sol.
Mi Patria muere día a día...
Al ver mujeres de pañuelos blancos que cosechan sus frutos amargos y descuidados, que mienten ser lo que nunca supieron ser: madres y abuelas; ni siquiera en este presente lo son recogiendo dineros y organizando venganzas.
Mi Patria muere día a día...
Y es culpa de todos, los que olvidan a sus camaradas, a sus ideales y hasta a Dios que en su infinita misericordia los perdona...
Pero la Patria no puede perdonar a los que la dejan morir sin luchar.
Demasiada sangre derramada, demasiado horror padecido por inocentes ante la locura terrorista.
Mi Patria muere día a día...
Agoniza, sólo la esperanza rebelde de unos pocos la mantiene con el último hálito de vida.
Para que nuestra bandera no sea su mortaja y muera con ella, igual que ayer queda un camino, el mismo que empezó en los montes tucumanos, el buen combate.
Mi Patria muere día a día...
Tal vez podamos comenzar a salvarla, si dejamos de lado nuestros miedos, nuestras conveniencias, si recordamos que alguna vez fuimos soldados que luchamos por Dios y por la Patria.

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